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martes, 26 de noviembre de 2013

Miedos

La primera película que me dio miedo de verdad fue Pesadilla en Elm Street. Yo tenía unos 7 años y el hermano de una amiga la veía en el salón. Sentí pánico al ver esa cara derretida y quemada. Aún viéndola tiempo después no ha dejado de inquietarme.

Pesadilla en Elm Street por Rehsup


El miedo pertenece a nuestra parte irracional, por lo general. Hay gente que tiene miedo a volar y le dan igual los cientos de estadísticas sobre seguridad en un avión, sobre accidentes de tráfico o cualquier otra cosa que les muestres. Responde a la necesidad de autoprotegernos. Personalmente lo paso mal en películas en las que se hace daño a los protagonistas porque el dolor es algo que no soporto, ya que considero que es evitable. Recuerdo que en la tercera película de Saw (Spoiler), la escena que más asco dio a mis amigas fue la de la operación, en cambio a mi no me impresionó nada. Cuando operas a alguien, no sufre - o al menos no debería sufrir - en cambio, las otras escenas me resultaron violentas, dolorosas y vomitivas. Posiblemente porque para el dolor soy muy empática (fin del spoiler). Las películas y libros de terror juegan con la psique del espectador y la manipulan, y hay que tener mucha habilidad para conseguir eso. Pero hay otros miedos. Otros terrores con los que es difícil que jueguen y sin embargo nos aterran más.

Siempre distingo entre pesadillas y malos sueños. Las pesadillas son aquellas en las que hay un elemento que nos aterra, nos vemos atrapados por rodillos gigantes o nos persigue un monstruo o a tu amigo le cortan las manos. Puede ser macabro, doloroso y siempre es terrorífico. Pero los malos sueños son algo peor, mucho peor.

Los malos sueños ocurren como si fuesen reales. Soñamos que somos paralíticos o que se repite una situación que te ha hecho daño. Sufres, porque no estás seguro de que sea un sueño, porque está basado en un miedo real y que es probable que exista o haya existido. Soñamos que suspendemos un examen, que nos abandonan, que perdemos algo que nos importa y nos despertamos agitados, sin estar seguros si es real o no.

Pesadilla por LucyLuh

Pesadilla en Elm Street no solo tiene un malo convincente y aterrador, sino que ahonda en un miedo más profundo, el miedo a las pesadillas o sueños. Un sitio en el que estamos indefensos y sin armas. O despiertas o sigues sufriendo, no hay forma de escapar.

Cada uno tenemos nuestros propios miedos y, aunque a veces hay un grupo de personas que coinciden en sus miedos, eso no hace que los miedos menos comunes sean peores o más raros. Como ya he dicho el miedo es algo personal.

En realidad todo esto era para hablar de "The Cabin in the Woods", una película de miedo atípica que ha cautivado mi corazón. Aunque el planteamiento es el de siempre - no voy a desvelar nada aunque el título de la película ya da muchas pistas - desde el principio se nos presenta un elemento atípico que cobra relevancia a medida que la película avanza. No abusa de los típicos efectos - sustos, música tensa - sino que presenta una historia clásica que se complica haciéndonos olvidar de qué pensábamos que iba todo. Clichés y homenajes plagan la cinta, pero precisamente porque va de eso. Debería considerarse una imprescindible para amantes del género o no. Muy recomendable.


Aunque nada dará más miedo este año que el anuncio de la lotería de Navidad. ¿No?

1 comentario:

  1. Precisamente hace casi un mes, tuve una pesadilla de las que comentas. Hacía muchísimo tiempo que no tenía ninguna, y acabé despertándome aterrado, hecho un ovillo, sin querer ni siquiera abrir los ojos o moverme. Era una sensación de miedo producida por un cruce entre Slenderman y dementor, indescriptible.

    Quizá sea como, diría el profesor Lupin, muy inteligente: "Así que lo que más miedo te da es... el propio miedo".

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