Páginas

martes, 19 de noviembre de 2013

Todo irá bien

Desde los políticos a tus propios amigos, hay un fenómeno muy extendido: gente que te dice lo que quieres oír. No estoy diciendo que esa gente te mienta, pero dicen algo para que tú te sientas bien. Y lo hacemos desde siempre. Nuestros padres y familiares nos protegen cuando somos pequeños. Nos reconfortan.

Te maquillan los golpes con palabras bonitas, generalmente de apoyo, de ánimo, de halago... Es el síndrome de "Qué guapa estás con el nuevo corte de pelo". Nos pasa a todos; yo, como siempre, me incluyo. Cuando alguien te cae bien, es muy difícil pensar en herir a esa persona. Así que - siguiendo el ejemplo de antes - cuando alguien se corta el pelo, se tiñe o lo que sea y esa persona te cae bien, asumirás que ese corte de pelo es bueno. Pocas veces he oído a una amiga decir a otra "Ese tinte te queda fatal". Pero... ¿Es malo esto?


A veces, ni siquiera lo hacemos de forma consciente. Queremos reconfortar a otra persona y para eso endulzamos su realidad, que pasa a ser la nuestra. Somos positivos, para que esa persona se sienta bien, porque nos importa - o hacemos que nos importa y en este caso me refiero a los políticos, etc - y seguimos queriendo lo mejor. ¿Es realmente lo mejor? Depende. 

No voy a defender que alguien oculte la realidad, pero sí que la suavice. En realidad no es malo usar palabras dulces para que alguien no se sienta mal, excepto si esa persona está muy desconectada de la realidad, aunque esto lleva a veces a otro nivel. Gente que te dice lo que quieres oír para conseguir sus propios objetivos.

En este caso ya si hablamos de políticos, de la gente que te da la razón para caerte bien, de personas que intentan ligar contigo. Eso es egoísmo. Y nos lo creemos. Estamos acostumbrados a justificar ciertos comportamientos solo porque después nos dicen palabras bonitas. Pero ni siquiera podemos considerar esto mentiras. Hay gente que se cree lo que dice aunque actúe de otra manera. En realidad, todos nos mentimos un poco.

¿Preferiríais escuchar solo la verdad? ¿Que a veces, no todo va a salir como tú quieres que salga? ¿Nos gustaría que las personas que nos importan nos hiciesen daño? Esas personas que van de sinceras, diciendo verdades, que en realidad hacen nos hieren. ¿Son mejores? ¿Está bien causar dolor a otra persona? 

En realidad, no estamos preparados para recibir golpes. Prefiero que antes de decirme algo que me va a herir, lo maquillen, endulcen mi realidad y cuando ya sea dulce, tal vez me de por pensar. Porque no somos tontos. Al principio nos creemos las palabras de ánimo y luego nos exponemos a los hechos. Y los hechos son que la vida no es tan bonita como para afrontarla a lo vivo, sin armaduras. 

Esas palabras que nos dicen las personas que nos quiere son armaduras, para no darnos un golpe tan fuerte cuando choquemos de verdad. Y luego sí, nos quitaremos la coraza y seguiremos andando porque alguien nos ha protegido antes de recibir el golpe. Así que, antes de hablar de sinceridad, de todo lo que os gusta ir con la verdad por delante, pensad si es lo mejor. Yo no defiendo la mentira, defiendo que alguien use algo tan bonito como la palabra, para que no nos sintamos tristes. La realidad siempre espera. Y al final... Todo irá bien. 


4 comentarios:

  1. Como decía Joaquin Reyes: ¿La verdad? Yo no quiero la verdad. La verdad no sirve para nada. ¡Lo que yo quiero es vuestra admiración! ;-)

    ResponderEliminar
  2. Un visionario Joaquin Reyes :P Gracias por comentar :*

    ResponderEliminar
  3. Que peligrosa me ha parecido siempre esa frase de: "Yo es que siempre digo lo que pienso" o ese "yo digo todo siempre a la cara" Hay momentos para todo, para la sinceridad más abrumadora y para el endulzamiento más terapéutico. La virtud está en entender y acertar con la diferencia... ;)

    ResponderEliminar
  4. La verdad y las circunstancias hacen que la sinceridad sea muy relativa. Una mentira piadosa hecha por un propósito no egoísta me demuestra mucho más que una persona demasiado sincera.

    Y en cuanto a todo irá bien... por suerte o por desgracia los humanos somos positivos por naturaleza, no importa la ostia que nos demos, que a los dos días estaremos mucho mejor.

    ResponderEliminar